Descubre los Billetes del Banco de Gijón: Joyas Numismáticas de la Guerra Civil Española

Billetes del banco de Gijón de 1936

Descubre los Billetes del Banco de Gijón: Reliquias Numismáticas de la Guerra Civil Española

En el fascinante mundo de la numismática, los billetes del Banco de Gijón se alzan como testimonios conmovedores de la Guerra Civil Española (1936-1939). Emitidos por la sucursal del Banco de España en Gijón, Asturias, estos documentos monetarios nacieron en un contexto de aislamiento y urgencia, cuando la región republicana quedó desconectada del resto de España. Con denominaciones de 5, 10, 25, 50 y 100 pesetas, sin series completas y avalados por sellos y la inscripción "Tiene fondos", estos billetes reflejan la resiliencia de una comunidad enfrentada a la adversidad. Impresos localmente por la Control de Litografía, sus diseños sobrios y simbología republicana los convierten en piezas codiciadas por coleccionistas apasionados por la historia numismática española. En nuestra tienda de billetes de colección, te invitamos a explorar estas reliquias que encapsulan la lucha asturiana. ¡Conecta con un capítulo crucial de la historia y enriquece tu colección con estos tesoros!

Contexto Histórico: Asturias en el Epicentro de la Guerra

La Guerra Civil Española, desatada el 18 de julio de 1936 tras el golpe militar contra la Segunda República, sumió a Asturias en un aislamiento casi total. Mientras el bando nacional, liderado por Francisco Franco, consolidaba su control en Galicia y León, Asturias permaneció como un bastión republicano, liderado por el Frente Popular –una coalición de socialistas (PSOE), anarquistas (CNT), comunistas (PCE) y republicanos–. Sin embargo, el sublevamiento del coronel Antonio Aranda en Oviedo, respaldado por falangistas, dejó a Gijón y las cuencas mineras del Nalón y Caudal como enclaves leales, rodeados por un cerco terrestre y marítimo. Este aislamiento cortó las rutas de suministro desde Madrid y Valencia, sedes del gobierno republicano, generando una crisis económica severa.

La escasez de moneda fue un problema inmediato. La peseta, divisa oficial desde 1868, dependía del Banco de España, pero su sucursal en Gijón no recibía remesas de billetes ni monedas debido al bloqueo. La población acaparaba monedas de cobre y plata, y los billetes de baja denominación desaparecieron del mercado. Según el catálogo Los Billetes del Banco de España durante la Guerra Civil de Juan Montaner Amorós y Andreu Garí, esta situación obligó a medidas extraordinarias. En octubre de 1936, el Consejo Interprovincial de Asturias y León, presidido por el anarquista José María Martínez, incautó los activos de bancos privados locales, incluido el Banco de Gijón, fundado en 1912. La Caja Central de Depósitos, creada bajo control obrero, autorizó la emisión de talones provisionales para sostener la economía.

Estos billetes, emitidos entre noviembre de 1936 y septiembre de 1937, totalizaron unos 44 millones de pesetas, según estimaciones de Panorama Numismático. Circulaban en mercados de Cimadevilla, pagaban jornales mineros y financiaban colectivizaciones en fábricas de Mieres y Langreo. Sin embargo, la Ofensiva de Asturias, lanzada por Franco en septiembre de 1937, culminó con la caída de Gijón el 21 de octubre tras la Batalla de El Mazuco. Muchos billetes fueron destruidos o demonetizados en la represión franquista, que los consideraba propaganda republicana. Los ejemplares supervivientes, preservados por exiliados o coleccionistas, son hoy piezas de alto valor histórico, narrando una historia de resistencia frente a la adversidad.

Asturias no era ajena a audacias financieras. En 1923, la banda anarquista Los Solidarios, liderada por Buenaventura Durruti, asaltó la sucursal del Banco de España en Gijón, robando 556.657 pesetas. Este episodio, relatado en La Prensa local, prefiguró el caos económico que la Guerra Civil intensificaría. Los billetes del Banco de Gijón, impresos bajo presión, son herederos de esa tradición rebelde, circulando en trincheras, economatos y puertos asediados.

Descripción Detallada: Diseños y Características Técnicas

Los billetes del Banco de Gijón se dividen en dos emisiones principales: noviembre de 1936 y septiembre de 1937. Impresos por la Control de Litografía en papel frágil, miden entre 130 y 170 mm, usando tintas azul, roja y negra para prevenir falsificaciones. Carecen de series numéricas completas, un rasgo distintivo que refleja su producción urgente. El anverso proclama: "El Banco de España - Gijón pagará al portador [denominación] Pesetas", con fechas específicas y la firma de la Caja Central de Depósitos, a menudo de un líder sindicalista. El reverso, más simple, incluye sellos circulares y la frase "Tiene fondos", garantizando su validez.

La emisión de 1936, autorizada el 5 de noviembre, comprendió 5, 10, 25 y 50 pesetas, totalizando 44 millones de pesetas. Estos talones, desprendibles de talonarios, presentan el escudo republicano –león rampante y castillos– flanqueado por guirnaldas de laurel y olivo, símbolos de victoria y paz. Los diseños son funcionales, sin retratos, reflejando la urgencia de la guerra.

  • 5 Pesetas (1936): Mide 135 x 75 mm. Anverso con texto en mayúsculas, fechado "Gijón, 5 de NOV de 1936". Reverso con sello de la Caja Central. Usado para compras diarias como pan o carbón, es el más común, pero escaso en alta calidad.
  • 10 Pesetas (1936): Incluye banda azul en los bordes para iletrados. Numeración manual en algunos casos. Circuló ampliamente en mercados portuarios.
  • 25 Pesetas (1936): Escudo republicano prominente. Algunos ejemplares llevan una prórroga estampada de marzo de 1937, extendiendo su validez tras el veto del gobierno de Valencia.
  • 50 Pesetas (1936): Mayor tamaño (150 x 85 mm). Diseñado para salarios semanales, con conformidad bancaria en el reverso.

La emisión de 1937, fechada en septiembre, fue más limitada debido a restricciones de Valencia. Incluyó 25, 50 y 100 pesetas, aunque la última no circuló ampliamente, quedando en reservas. Incorporaron mejoras como doble matriz de seguridad y "Tiene fondos" preimpresa.

  • 25 Pesetas (1937): Estampado solo en el reverso, sin anverso completo. Escaso debido a la interrupción de la emisión.
  • 50 Pesetas (1937): No circuló masivamente; piezas de archivo son raras.
  • 100 Pesetas (1937): La más codiciada, con dimensiones de 170 x 95 mm. Anverso con texto en cursiva y escudo republicano. Reverso con "Tiene fondos" preimpreso. Numeración parcial y firma doble.

Comparados con los billetes nacionales de 1935, que incluían retratos de Cervantes o Goya, los de Gijón son austeros, diseñados para la supervivencia, no el arte. Según Numista y el catálogo Edifil, su fragilidad –papel fino, propenso a rasgaduras– y la destrucción post-guerra limitan los ejemplares en buen estado. La autenticidad se verifica por el papel rugoso y sellos fluorescentes bajo luz UV, diferenciándolos de réplicas museísticas posteriores.

Rarezas y Variantes: El Encanto del Coleccionismo

La singularidad de los billetes del Banco de Gijón radica en sus variantes. Los ejemplares de 1936 con prórrogas estampadas "Vencimiento prorrogado, marzo de 1937" son especialmente buscados, ya que reflejan el conflicto con Valencia, que vetó nuevas emisiones. Estas piezas, marcadas en tinta roja sobre azul, son rarezas codiciadas. Otra variante notable es el 100 pesetas de 1937, con numeración parcial y sellos adicionales, que no entró en circulación masiva, sobreviviendo en archivos o colecciones privadas.

Los billetes "doble matriz" –impresos en ambas caras, pero no emitidos– son excepcionales, especialmente la 50 pesetas de 1937. Según Panorama Numismático, algunos ejemplares sin numerar, provenientes de pruebas litográficas, se encuentran en bloques o pares, incrementando su valor para coleccionistas. Falsificaciones son raras, pero las réplicas post-guerra, creadas para museos, se distinguen por papel liso. En foros como Foronum, se debate la "emisión fantasma" de 100 pesetas, con apenas 200 ejemplares conocidos, según Billetes de la Guerra Civil (Servicios Documentales, S.A.).

Comparados con emisiones de Bilbao o Santander, los billetes de Gijón son más sobrios, pero su contexto asturiano –marcado por la minería y la revolución libertaria– les otorga un aura única. Un set completo de 1936 (5-50 pesetas) es un trofeo numismático, mientras que la 100 pesetas de 1937 es la joya de cualquier colección.

Importancia Numismática: Un Legado de Resistencia

Los billetes del Banco de Gijón trascienden su función monetaria: son cápsulas de tiempo que narran una economía de guerra. Financiaron salarios en minas de Langreo, compras en mercados de Cimadevilla y colectivizaciones en fábricas de Avilés. Como señala Hugh Thomas en La Guerra Civil Española, estas emisiones reflejan el "cantonismo asturiano", donde comités obreros asumieron roles estatales. La inflación, que devaluó la peseta republicana un 80%, y el aislamiento marítimo forzaron soluciones locales, con mujeres liderando economatos y milicias.

En el coleccionismo, su rareza atrae tanto a novatos como a expertos. Un 5 pesetas en estado VF es un punto de entrada accesible, mientras que un 100 pesetas en UNC es un hallazgo excepcional. Su estudio, respaldado por el Archivo Histórico de Asturias, revela detalles de su producción y circulación, conectando a los coleccionistas con un pasado de lucha y solidaridad.

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(Palabras: 1.508. Fuentes: Los Billetes del Banco de España durante la Guerra Civil (Montaner & Garí, 2017); Panorama Numismático; Numista; Edifil; Hugh Thomas, La Guerra Civil Española.)

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